miércoles, 16 de octubre de 2013

Basado en hechos reales: ¿Era El Nota un antisistema?

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  En 1984, los hermanos Cohen conocieron a un pintoresco personaje que estaba predestinado a cambiar sus carreras artísticas. Ocurrió durante la promoción de Sangre Fácil (Blood Simple, 1984), su ópera prima, donde conocieron a Jeff Dowd, uno de sus productores. Antes de dedicarse a la industria cinematográfica, Dowd había sido miembro del Frente de Liberación de Seattle, un grupo político que se manifestaba durante los años 70 en contra de la Guerra de Vietnam. Siete de sus miembros fueron acusados de incitación al desorden público y posteriormente encarcelados por desacato al tribunal.  Fascinados por  la  historia de Dowd y por su atípica personalidad, los Cohen empezaron a frecuentar cada vez más su compañía. Estos encuentros acabarían por convertirse en el germen de la película más conocida de los hermanos Cohen: El Gran Lebowski (The Big Lebowski, 1998).  Jeff Bridges fue el elegido para interpretar a El Nota (The Dude), el personaje inspirado en Jeff Dowd, mientras que John Goodman hizo de Walter, excombatiente de Vietnam y un claro referente al pasado de Dowd.


 “Entre rusos blancos, amaneceres tequila y otras bebidas que nos daba por tomar (y fumando lo que tocara), apareció la idea del personaje. Bridges me acompañó durante un tiempo, y solo hizo falta eso. La verdad es que soy rápido de imitar. Y la verdad es que lo clavó”.




  Según la versión oficial, los llamados Siete de Seattle (Settle Seven) fueron los responsables de incitar a una de las más grandes protestas contra la Guerra de Vietnam, conflicto que se encontraba en su punto más alto de violencia y que ya contaba con un  altísimo número de bajas en los dos contingentes. El por aquel entonces presidente Nixon, se encontraba envuelto en una peliaguda encrucijada; por un lado dirigía "personalmente" el bombardeo de Indochina y por otro debía hacer frente al creciente malestar antibelicista de la población estadounidense. La guerra ya le había costado la dimisión a Lyndon Johnson y amenazaba con  menguar la ya escasa popularidad del presidente republicano.  La cuestión es que el clamor popular en contra el conflicto preocupaba, y mucho, a las autoridades estadounidenses; el director del FBI J. Edgar Hooper pensaba que una mayor presencia de soldados en Vietnam podría hacer que el país se tornara ingobernable. Con el objetivo de evitar su propio derrumbamiento, Nixon y el Departamento de Justica intensificaron la persecución de los mal llamados hippies o antisistema, a los que yo prefiero llamarles estadounidenses con dos dedos de frente, cuestión de perspectiva. 


  La respuesta del vulgo no se hizo esperar y, el 17 de febrero de 1970, el Frente de liberación de Seattle convocó a miles de personas para que se lanzaran a las calles con el fin de cerrar el Palacio de Justicia Federal. Unas 2000 personas acudieron a la llamada y, armados con piedras, botellas y pintura, se enfrentaron a la policía de la ciudad. La brega se saldó con decenas de detenidos y heridos. Finalmente fueron siete los acusados por un gran jurado federal de Seattle, entre los que se encontraban Jeff Down, nuestro Nota. Lo curioso es que ninguno  fue acusado por infligir daños ni por alboroto público sino por incitación a la violencia.  El hecho es que algunos de ellos no se encontraban presentes en el asalto al Palacio, Roger Lippman ni siquiera estaba en la ciudad. Tampoco se conocían entre ellos, lo que hace pensar que los Siete de Seattle fueron meras cabezas de turco.  Durante el juicio, los agentes del FBI aportaron testigos y pruebas falsas; como una granada, de las que se usaban en la Guerra de Vietnam, supuestamente utilizada durante el asalto al Palacio de Justicia.

  Las pruebas presentadas por la fiscalía fueron perdiendo fuerza a medida que el juicio avanzaba y el jurado popular cada vez sentía más simpatía por los acusados. A tenor de los acontecimientos, el Juez Hoffman decidió declarar el juicio nulo y acusar a los Siete de Seattle de desacato al tribunal, excepto a Susan Stern quien estaba ausente por enfermedad. Gracias al Juez Boldt, los acusados tuvieron la oportunidad de hablar una vez más ante Hoffman, así como ante toda la nación americana que seguía el juicio a través de la televisión. En esta última sesión, los Siete de Seattle, incluyendo a Susan Stern, mostraron una enorme bandera nazi y dirigiéndose al Juez Hoffman gritaron: "¡Esta es la bandera que debería estar allí a tu lado!". Acto seguido veinte alguaciles armados con sus  porras irrumpieron en la sala mientras el "honorable" juez llamaba al orden.


  Tras salir de prisión Jeff Dowd se dedicó a la industria cinematográfica y trabajó para una de las  más importantes productoras de cine independiente. Estuvo ligado a grandes éxitos comerciales como la ya mencionada Sangre Fácil (1984) y El proyecto de la bruja de Blair (1999). Además, de colaborar estrechamente con Joel & Ethan Cohen, participó con Jeff Feuerzeig en el documental How I meet the Dude (2011), que narra la fascinante vida de Jeff Dowd, la persona real tras El Nota.







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